Aprender ruso, 7/04/2016

“¿Ruso? ¿Estás estudiando ruso? ¿Estás loca o qué?”

Esta es la respuesta que siempre obtengo cuando le comento a alguien que estoy estudiando la lengua de Tolstoi. Y es que éste idioma tiene, definitivamente, mala fama entre nosotros; la mayoría de personas lo considera poco menos que imposible de aprender, ya sea por su extraña y estrambótica grafía, ya sea por su pronunciación inverosímil, o (esto los más documentados) por sus terribles y casi arbitrarias declinaciones.

¿Qué he de responder yo? Que sí, que sin duda es difícil, para qué negarlo; que efectivamente, aprender rusorequiere tener un par de narices y mucha, pero que mucha voluntad. Pero a cambio, os veréis envueltos por una lengua casi mágica, de acento sugerente y exótico, que además de placer estético os otorgará una satisfacción personal imposible de conseguir con otras lenguas más “asequibles”.

Sí, el ruso es difícil, pero existen algunos trucos que yo misma pongo en práctica. Ahí van algunos:

1. Para empezar, el alfabeto. Para aprender a identificar las letras, es muy útil transformar palabras en español o nombres propios en cirílico. Por ejemplo, tu propio nombre. Así identificarás rápidamente las letras, y te será mucho más fácil aprender a leerlo.

2. En ruso pueden haber cosas difíciles, pero no es el caso de los tiempos verbales. Para hablar en pasado, no existen las conjugaciones. Por lo tanto, hablar en pretérito es sumamente fácil; sólo hay que añadir detrás del verbo la terminación L o LA, dependiendo si el sujeto es masculino o femenino. ¿Fácil, verdad? ¡Al menos mucho más que los numerosos tiempos verbales que tiene el castellano!

3. El tema de las declinaciones es lo que más asusta del ruso. Para saber utilizarlas correctamente es muy útil tener siempre delante, cuando componemos frases, un cuadro-resumen de las mismas. En muchas páginas web de ruso para hispanohablantes existen cuadros ya hechos, muy sencillos de interpretar, que te ayudarán enormemente a la hora de hablar o escribir en este idioma.

4. Cantar, cantar mucho. Se ha demostrado que la música va de perlas para la memoria. Ya sea para aprender a pronunciar bien, o para ampliar vocabulario, lo cierto es que las canciones ayudan mucho en la empresa de hablar no sólo el ruso, si no cualquier otro idioma que estemos estudiando. Es muy útil escuchar hasta la saciedad canciones de cantantes eslavos, o incluso las canciones infantiles de los dibujos que ven los niños rusos. Además, ¡cantar sube el ánimo!

5. Jugar. Así, sin más. Inventarnos juegos de memoria con imágenes para afianzar el vocabulario, hacer un juego de dados que tenga casillas con frases en ruso, y muchas más opciones que se os podrán ocurrir. ¡Abajo los aburridos ejercicios de gramática, arriba el aprender jugando! 😉

Si estás pensando en estudiar este increíble idioma, pide información sobre los cursos de ruso de BCN Languages, ¡Lo conseguirás!

Por Sonia Ruz

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